Si estuvisteis atentos/as al último post en el que os acercamos una serie de datos acerca del consumo de redes, veréis que son una vía de escape fundamental para estos tiempos que corren. Aunque también son un canal de información, un lugar donde reírse y un escaparate para las marcas. Porque ahora más que nunca, vivimos pegados al móvil.
Las redes sociales se han convertido en una oportunidad única en estos momentos (aunque siempre lo fueron, sólo que ahora han venido a certificarlo) de confinamiento. Donde no se puede palpar lo físico, pero sí que podemos hacerlo de manera virtual. Son una potentísima herramienta donde mostrar tu producto, donde enseñar tu abanico de servicios, donde posicionarte por delante de esa competencia que no está presente o igualar fuerzas con la que sí lo está.
¿Y qué pasará a la vuelta? La mentalidad de las personas está cambiando, la reticencia que existía a comprar productos que no podíamos tocar ha desaparecido. Sin ir más lejos, hace unos días escuchábamos en la radio el testimonio de un chef que relataba cómo jamás se habría atrevido a comprar un producto fresco, como unas gambas de Huelva, en una tienda online, pero como no tenía otra opción, lo hizo y al comprobar que eran exactamente de la misma calidad que las que compraba personalmente, su concepto de lo que se podía comprar online y no, había cambiado totalmente. Esto es algo que no cambiará cuando desaparezca coronavirus, el cambio de hábitos en nuestra forma de comprar ha llegado para quedarse.
Y es que muchas empresas han sabido adaptarse y encontrar una solución, adaptándose al confinamiento. Muchas, incluso a pesar del cierre. Y es que a pesar de no estar de cara al público, se está ofreciendo un contenido alternativo que es un plus para la imagen de la marca, y que resulta además muy positivo para el usuario que lo recibe. Se cambia el enfoque, se mantiene el objetivo. El error es desaparecer del mapa. Primero, porque si no estás no existes, y segundo, porque las redes sancionan la ausencia y en algún momento habrá que volver a retomarlas.
Y para los que siguen al pie del cañón, en primera línea de batalla, imaginen la imagen positiva que se puede generar, ahora delante de toda una comunidad. Explicando qué se está haciendo, cómo y todo para facilitarnos a los demás que nos quedemos en casa. Además del crecimiento que puede suponer para estas marcas la constancia ahora que todos tenemos algún dispositivo cerca y puede mostrarnos su trabajo. Puede que no fueras fan, pero te conviertas.
En estos momentos, la labor de un community manager activo, imaginativo y creador de contenido que se escape de la publicidad del producto pura y dura (que en la mayor parte de casos, no se puede vender en este momento), es algo esencial. No basta con un programador de contenido.
Hay que tener la mente despierta en un momento de crisis como este. Las redes se han convertido en el refugio de la cotidianidad. Son momentos en los que hay que tener una actitud comprensiva y empática, ponerse en lugar de las personas, ver qué necesitan. Elegir bien el mensaje, cuidar las publicaciones, estar pendiente de las consultas que puedan realizar a cualquier hora del día, ahora estamos las 24 horas frente al móvil, etc.
Se trata de un momento fundamental en nuestras vidas y las empresas deben adaptarse. No podemos saturar a las personas con publicaciones puras de producto. Hay que tener en cuenta que muchos de los que nos pueden ver, llevan más de un mes sin ver a su familia o sin salir a la calle. Ahora parte de nuestro trabajo es ofrecer contenidos simpáticos, que nos hagan desconectar un poco de la cruda realidad. Los chefs comparten recetas, los músicos sus canciones, se crean retos, programas de televisión y radio desde casa, etc. Las empresas no pueden quedarse al margen, ahora más que nunca deben mostrar su lado más humano y volcarse de una forma u otra con las personas, sean clientes o no. Porque cuando todo esto pase, las personas recordarán como en esos momentos difíciles estuvimos ahí, intentando hacer más llevadero este difícil momento.
Aquí radica la importancia de un community manager que cree un contenido único y atractivo para tu empresa; que consiga alcance, interacciones, que conozca su público objetivo, que maneje horarios y estadísticas, etc. Pasar a ser parte del engranaje de la empresa, como decimos nosotros. Y eso, por mucho que queramos, no todos están capacitados para hacerlo.
Y ahora que conoces el potencial actual de las redes sociales y de tener un buen community manager, ¿no crees que es el momento de dar el salto profesional a las redes?
Este es tu momento, nuestro momento.